Polinesia Francesa: una isla para cada uno de tus sentidos, un país para restaurar el alma

Viajar a Polinesia Francesa es uno de esos regalos que todos deberíamos hacernos al menos una vez en la vida. Quizá, una experiencia que tras muchas incertidumbres sea más necesaria y valorada que nunca. Y es que visitar las Islas de Tahití, como comúnmente se conocen, supone impregnarse del maná, esa fuerza cósmica que surge del corazón polinesio y que simplemente envuelve y renueva todo.

«Ia Ora na e manava’ – Hola y bienvenido»

Jeep 4x4 en un safari en Tanzania en África
Jirafa en una safari en Tanzania con el monte Kilimanjaro de fondo

Desde el primer minuto que tus pies pisan Tahití y una sonriente tahitiana ataviada con su tradicional pareo y su cálida sonrisa extiende un collar de olorosas flores sobre tu cabeza acompasado con el tradicional ‘Ia Ora na e manava’ – Hola y bienvenido – comienzas a sentir ese ‘no sé qué’ que poco a poco invade cada parte de tu cuerpo. Olfato, vista, oído… todos tus sentidos se activan y comienzan a conectarse de una manera casi mística.

durante el viaje

Durante el viaje, ese sentimiento continúa creciendo mientras te dejas llevar por la esencia y personalidad de cada isla.

Para poder conocer realmente Polinesia Francesa se recomienda visitar al menos 3 o 4 islas donde pasarás una media de dos o tres noches.

Así, hacía el final del viaje ya has aprendido, que no es algo casual, sino que ese misticismo llamado maná está presente en cada ámbito y cada ser de la vida tahitiana.

De las 118 islas que componen Polinesia Francesa, sólo 67 están habitadas y tan sólo un puñado son accesibles durante un viaje turístico. Algunas internacionalmente conocidas como Bora Bora y otras algo más discretas como Tikehau o Rangiroa, te enseñaran a apreciar los pequeños matices, la diversidad paisajística y las diferencias culturales de cada una, aunque siempre con un mismo hilo conductor la arraigada cultura ma’ohi.

 

Por ello, una tarea muy importante a la hora de planificar tu viaje a Polinesia Francesa es elegir qué islas visitar y las experiencias que disfrutar en cada una de ellas. Hoy, te proponemos que te dejes llevar por tus sentidos y sean ellos quienes guíen tu aventura.  

tacto – tahití, la sla del aceite de monoi

Tahití es el centro neurálgico de la Polinesia Francesa, es la isla más grande y el lugar donde se encuentran la capital y el aeropuerto internacional. De ahí que sea el primer lugar que recibe a todos los viajeros.

La isla de Tahití, de origen volcánico, ofrece playas de arena negra e impresionantes vistas desde su montes y miradores.

La mayor parte de la población se congrega en torno a la costa por lo que el interior se mantiene casi intacto.

En Papeete, la capital, podrás comenzar a experimentar los sabores de la cocina local. Te sorprenderán muchos de sus platos de inspiración francesa, pero con el gran toque que aportan los productos y sabores autóctonos. En el mercado local se pueden comprar productos locales como aromáticas flores o pareos, aunque, sin duda, el producto más buscado es el aceite de Monoi. Este producto de fama internacional se elabora con aceite de coco y la flor de Tiare que tradicionalmente la población local utilizaba con fines terapéuticos. Hoy en día, su agradable esencia similar al jazmín y su tacto suave le han llevado a convertirse en un afamado cosmético internacional.

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GUSTO – las plantaciones de piña de MOOREA

A tan sólo 30 KM de la capital se encuentra la isla de Moorea, la segunda en tamaño del archipiélago de Sociedad.

Esta isla volcánica nos ofrece el perfecto equilibrio entre mar y montaña permitiendo a sus visitantes disfrutar de una de las lagunas más bonitas del país, donde practicar snorkel o buceo en sus cristalinas aguas.

En el interior, las abruptas montañas se pierden entre las nubes diseñando un paisaje natural de tonos esmeralda, serpenteado por cataratas y bosques de helechos.

 

Un colorido arrecife coralino y la variedad de fauna marina provocan que buceadores expertos y aficionados caigan rendidos antes tal espectáculo natural. Aunque no menos impresionantes resultan las rutas del interior donde podrá realizar un trekking siguiendo los pasos de Capitán Cook hasta el Mirador O’Belvedere.

Pasear por el interior de Moorea, se traduce en atravesar inmensas plantaciones de piña, plátano y otras frutas exóticas que podrás saborear y apreciar así el gusto natural de lo auténtico.

vista – bora bora, la perla del pacífico

La Perla del Pacífico, como muchos han denominado a Bora Bora destaca por su característica geografía.

Esto se debe a que, la isla principal, un antiguo volcán ya extinto, está rodeada por diversos islotes de coral denominados ‘motus’ creando en el centro una amplia laguna de fondo coralino, hogar de gran variedad de especies marinas como mantas, tiburones limón o punta negra entre otras.

La isla principal tiene una extensión de 32Km por lo que es perfecta para recorrer en bicicleta y disfrutar tranquilamente de todos sus encantos. La playa principal, se llama Matira aunque lo más habitual es alojarse en un resort situado en alguno de los motus desde donde se accede directamente a la laguna.

Antes de la llegada a Bora Bora, se puede admirar desde el avión el impresionante perfil de esta isla. La silueta del monte Otemanu sobre la laguna de variados tonos azul turquesa es una escena digna de contemplar desde las alturas. Pero esto sólo es el comienzo, pues la variedad de especies que habitan su laguna le han otorgado fama internacional como referente de snorkel y buceo.

Las excursiones por la isla no serán menos sorprendentes, así explorando las distintas rutas encontrarás restos arqueológicos como los Marae o algunos refugios y cañones de la II Guerra Mundial, junto a espectaculares miradores donde podréis admirar las puestas de sol desde enclaves privilegiados.

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olfato – taha´a, la isla de la vainilla

La isla de Tahaa comparte su laguna y arrecife con la isla de Raiatea a quienes muchos consideran su hermana mayor.

Esta pequeña isla conserva su encanto natural y el estilo de vida tradicional permitiendo a sus visitantes un acercamiento más auténtico a la cultura y usos de los antiguos polinesios.

Comúnmente conocida como la isla de la Vainilla, es aquí donde se encuentran las plantaciones más grandes e importantes del país. En Taha’a se obtiene el 80% de la producción de vainilla total de Polinesia Francesca. De ahí que siempre se perciba un dulce y suave aroma a vainilla mientras recorres la isla o navegas por su laguna.

 

Quienes visitan esta isla no pueden perder la ocasión de visitar el Jardín Coral de Taha’a, una granja de perlas y las destilerías de ron muy abundantes en las zonas interiores. Para los más aventureros existen dos rutas de senderismo que recorren la exótica selva hacia los montes Puurauti y Ohiri.

 

oído – la isla inhabitada de tetiaroa

La isla de Tetiaroa es un lugar único dentro del archipiélago de Sociedad. A diferencia de las islas vecinas, ésta es un atolón coralino con un ecosistema muy particular, hogar habitual de gran variedad de especies endémicas.

Inhabitada hasta la fecha, Tetiaroa permite a sus visitantes aislarse del resto del mundo, escuchando tan sólo el sonido de la naturaleza y reconectar con su yo interior mientras pasean entre sus playas de arena blanca, palmerales o cruzan a nado la amplia laguna.

Las maravillosas bondades de esta isla fueron advertidas desde hace siglos, de modo que las antiguas dinastías monárquicas de Polinesia se trasladaban a Tetiaroa para descansar en ésta que era su lugar de retiro y descanso. Quizá ese mismo impulso, invadió a Marlon Brandon quien al visitar Tetiaroa en los años 60 quedó totalmente prendado este pequeño paraíso. Tal fue el flechazo con este lugar que terminó adquirir la concesión de la isla, que hoy sigue perteneciendo a la familia Brando.

En 2014, inauguraron el exclusivo hotel boutique The Brando internacionalmente conocido como ejemplo de sostenibilidad y el desarrollo de proyectos para el cuidado del entorno natural. Además, se considera uno de los hoteles más lujosos y exclusivos del mundo.

 

Para llegar a Polinesia Francesa desde Europa la opción más sencilla es salir de París, en el vuelo de la aerolínea Air Tahiti Nui que realiza una escala en Los Ángeles -ocasión que los más aventureros aprovechan para explorar la costa Este de EE. UU-. Una vez llegas al aeropuerto internacional de Tahiti, en función de la hora de llegada recomendamos hacer al menos una noche en este destino para descansar del largo vuelo y conocer la capital. Otra opción, es trasladarse directamente al siguiente destino. Los traslados entre islas están operados por la aerolínea local Air Tahiti que incluso ofrece la posibilidad de adquirir bonos que combinan los traslados a diferentes islas.

 

Como expertos en las islas de Tahití, en EnolaTravel diseñamos viajes a Polinesia Francesa a media. No importa si viajes por tu Luna de Miel o eres un buceador experto o un aventurero dispuesto a explorar los confines de nuestro planeta… Nos adaptamos a tus gustos y preferencias incluyendo desde vuelos internacionales, traslados entre islas, alojamientos de distinta categoria, excursiones… incluso paquetes de inmersiones de buceo. Contacta con nuestro equipo especializado en el destino, a través de nuestro formulario online o si prefieres puedes escribirnos a reservas@enolatravel.com. Esperamos tus mensaje para comenzar a convertir tu sueño en realidad.

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